PASO DE LA CAÍDA DEL SEÑOR
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La idea de realizar el paso de la Caída del Señor permaneció durante muchos años entre los anhelos de la Hermandad de la Sangre de Cristo. Fue a finales de 1939 cuando la Cofradía de Jesús Camino del Calvario, decidió realizar un paso en el que representar la caída de Jesús hacia el Calvario, tanto más desde que surgió la idea de recuperar para la Semana Santa de Zaragoza la ceremonia del Encuentro de Jesús con su Madre en tan emotivo momento. El proyecto pasó a ser realidad cuando Doña Romana Mercier Landaida, madre de los hermanos fundadores del Calvario Arruebo Mercier, se ofreció a sufragar los gastos del nuevo paso; pero en la donación hubo una doble intención: que la Cofradía de Jesús Camino del Calvario fuera la propietaria del paso nuevo, acompañándolo en su procesión particular, y que el paso formara parte de la procesión del Santo Entierro, desfilando con nuestra Cofradía.
Se encargó el paso a los talleres de imagineros “Castellanas, Serra i Casadevall” de Olot (Gerona), empleándose moldes del escultor barcelonés Miquel Castellanas, ya fallecido, que reproducían la escena central del Pasmo de Sicilia, modelo hecho en pasta de madera, que figuraba con el número 711 en el catálogo de dicha entidad. Las ocho figuras encargadas llegaron en vísperas de la Semana Santa de 1941 con el tiempo justo para poder preparar el paso y participar en las procesiones. La Junta de Gobierno tuvo que improvisar la carroza, las luces y las faldas. El hermano de la cofradía Carlos Guillén Borruey cedió en usufructo una galera, a la que se colocó una plataforma para instalar las imágenes que representaban las estaciones IV a VI del Vía Crucis en la escena siguiente: en primer término aparece un sayón tirando de una soga que Jesús caído lleva atada a la cintura, cuando es ayudado por Simón de Cirene que le coge la cruz por detrás, mientras un soldado romano presta atención a la situación con el pilum en prevengan. Otro romano detrás del Cireneo con el brazo extendido señala en dirección de la marcha con el pilum al hombro. Jesús girado, mira hacia el grupo de tres mujeres, entre las que se encuentra la Verónica que, arrodillada junto a Él, tiende los brazos con el paño; la Virgen María de pie muestra su dolor y María Magdalena, también de rodillas, lanza sus brazos en socorro de Jesús caído. El paso se completó con una greca de madera, iluminándose con los faroles de cruz del paso de Jesús camino del Calvario y focos. En la falda frontal delantera del paso colocaron el paño de la Verónica, que hasta entonces iba en la Cruz de Guía, obra del insigne pintor D. Leonardo Pérez Obis. El paso quedó montado pocos días antes de la Semana Santa de 1941. La policromía original del taller de Olot fue personalizada para el paso de Zaragoza cambiando sobre todo el color de la túnica de Jesús que quedó en blanco roto.
El Miércoles Santo, 9 de abril 1941 a las nueve de la noche, con anterioridad a la primera procesión del Encuentro, fue bendecido el paso en la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia del Hogar Pignatelli. Y se convirtió en el paso titular de la Cofradía.
En 1945, se realizó en Talleres Mercier S.A. una nueva carroza para transportar el paso, adaptándolo en sus dimensiones a las puertas de la nueva sede de San Gil. En 1965, pasada la Semana Santa, se realizó una de las reformas más importantes en lo escultórico, que consistió en la eliminación de los dos soldados romanos con el fin de aligerar el peso del paso y una policromía nueva que cambió los colores de los ropajes a morados, violetas, naranjas y dorados junto con la aplicación de la técnica del estofado.
Tras el siniestro del Garaje Solano de Zaragoza en 1981, donde su guardaba el paso, se perdió el sayón y las imágenes que se salvaron, Jesús, el Cirineo, la Virgen María, la Verónica y María Magdalena, fueron repolicromadas. La última restauración del paso data de los años 2009-2010.
Se encargó el paso a los talleres de imagineros “Castellanas, Serra i Casadevall” de Olot (Gerona), empleándose moldes del escultor barcelonés Miquel Castellanas, ya fallecido, que reproducían la escena central del Pasmo de Sicilia, modelo hecho en pasta de madera, que figuraba con el número 711 en el catálogo de dicha entidad. Las ocho figuras encargadas llegaron en vísperas de la Semana Santa de 1941 con el tiempo justo para poder preparar el paso y participar en las procesiones. La Junta de Gobierno tuvo que improvisar la carroza, las luces y las faldas. El hermano de la cofradía Carlos Guillén Borruey cedió en usufructo una galera, a la que se colocó una plataforma para instalar las imágenes que representaban las estaciones IV a VI del Vía Crucis en la escena siguiente: en primer término aparece un sayón tirando de una soga que Jesús caído lleva atada a la cintura, cuando es ayudado por Simón de Cirene que le coge la cruz por detrás, mientras un soldado romano presta atención a la situación con el pilum en prevengan. Otro romano detrás del Cireneo con el brazo extendido señala en dirección de la marcha con el pilum al hombro. Jesús girado, mira hacia el grupo de tres mujeres, entre las que se encuentra la Verónica que, arrodillada junto a Él, tiende los brazos con el paño; la Virgen María de pie muestra su dolor y María Magdalena, también de rodillas, lanza sus brazos en socorro de Jesús caído. El paso se completó con una greca de madera, iluminándose con los faroles de cruz del paso de Jesús camino del Calvario y focos. En la falda frontal delantera del paso colocaron el paño de la Verónica, que hasta entonces iba en la Cruz de Guía, obra del insigne pintor D. Leonardo Pérez Obis. El paso quedó montado pocos días antes de la Semana Santa de 1941. La policromía original del taller de Olot fue personalizada para el paso de Zaragoza cambiando sobre todo el color de la túnica de Jesús que quedó en blanco roto.
El Miércoles Santo, 9 de abril 1941 a las nueve de la noche, con anterioridad a la primera procesión del Encuentro, fue bendecido el paso en la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia del Hogar Pignatelli. Y se convirtió en el paso titular de la Cofradía.
En 1945, se realizó en Talleres Mercier S.A. una nueva carroza para transportar el paso, adaptándolo en sus dimensiones a las puertas de la nueva sede de San Gil. En 1965, pasada la Semana Santa, se realizó una de las reformas más importantes en lo escultórico, que consistió en la eliminación de los dos soldados romanos con el fin de aligerar el peso del paso y una policromía nueva que cambió los colores de los ropajes a morados, violetas, naranjas y dorados junto con la aplicación de la técnica del estofado.
Tras el siniestro del Garaje Solano de Zaragoza en 1981, donde su guardaba el paso, se perdió el sayón y las imágenes que se salvaron, Jesús, el Cirineo, la Virgen María, la Verónica y María Magdalena, fueron repolicromadas. La última restauración del paso data de los años 2009-2010.
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